Jesús Reyes | Madrid
Moda y arte en estado puro que seguro sirve de inspiración para el resto de creativos en el mundo sobre todo ahora que la usabilidad de los diseños presentados en la gran semana de la moda de París viene a más y parece haberse convertido en el claro objetivo de casas como la de Christian Dior en tiempos de crisis. Y es que la teatralidad que la Alta Costura nos tenía acostumbrados se viene echando en falta desde que ya no se considera ‘pecado’ la falta de grandilocuencia en esta rama tan exclusiva de la moda. París se actualiza llegando a un punto medio entre el clásico Haute Couture y el ‘asequible’ Prett a Porter.
La haute couture ha hecho un año más su presentación en París para que los mejores maestros de moda de todo el universo expongan sus más espectaculares creaciones. Vestidos de cuento pero del siglo XXI confeccionados a mano, diseños actuales pero no tan majestuosos como los que presentaba ediciones atrás John Galliano y materiales nobles, eso sí como los de siempre, son los requisitos necesarios para que cada una de esas piezas cobre vida en la pasarela más importante del ‘fashion system’.
La semana de la París Alta Costura Primavera/Verano 2013 ha atraído a todos los editores de moda, actrices y realeza de todo el mundo, trendsetters dispuestos a pagar como mínimo entre 15.000 y 45.000 euros por vestidos únicos donde en esta edición la usabilidad y el estilo romántico han sido los hilos conductores entre la mayoría de firmas internacionales.
Así, el diseñador Karl Lagerfeld ha celebrado su 30 aniversario en Chanel con una colección ultra femenina y llena de romanticismo inspirándose en los bosques. El resultado ha sido unos vestidos muy llevaderos en materiales como tweed, muy característico en la firma, gasas, plumas y encajes con flores que recuerdan a la estampa japonesa y como color esencia el negro. Al igual que la casa Valentino donde el romanticismo es ley y base de todo en sus faldas de corte ‘A’ y en materiales como la organza o los brocados. Elie Saab también se suma a esta corriente romántica en su nueva colección inspirada en los años 50 y en toda una sucesión de vestidos-joya ricos en texturas.
La flor es también la musa inspiradora para Raf Simons, el actual creativo de Christian Dior, eso sí, en faldas tipo New Look y con medias de colores como único símbolo de distinción. Una marca muy diferente a la que el anterior director creativo de la Maison, John Galliano, nos tenía acostumbrados con sus vestidos corte imperio repletos de fantasías. ¿El motivo? Crear una línea que dé más ventas a la casa.
Muy comerciales van a volver a ser los colores flúor. Versace ha hecho de éstos tonos la clave para sus vestidos con toques futuristas. Otra casa italiana, Armani Privé, ha seguido la tendencia futurista a ratos tomando Turquía como punto de partida en sus creaciones ricos en collares y sombreros tipo sultán sin abandonar el negro o el rojo en ningún momento.
Jean Paul Gaultier también viaja pero aterrizando en la India y sus mujeres para confeccionar prendas de gasas y sedas repletas de bordados y estallidos de color contrastando con la naturalidad y los colores maquillaje de la Alta Costura de la Maison Martin Margiela.
La moda cambia y se adapta a los tiempos también cuando de artesanía y alta confección se trata. Es cíclico, volveremos a ver vestidos de ensueño.
